19 Jun En la vuelta a la normalidad, las expectativas marcarán el camino
Y es que yo soy de los que piensa que hay ser positivo, pero sin fanfarrias modernas de la vida «happy».
Hay plantearse metas realistas, atacarlas y sonreir mientras poco a poco las vas consiguiendo.
Además, siempre con expectativas positivas sobre el resultado.
SALUD
El poder de las expectativas en la vuelta a la nueva normalidad
Por ello, te voy a pedir por un instante que recuerdes esas semanas de encierro estricto: recuerda qué pensabas sobre ti, sobre tu estado de forma, tu deporte, cómo imaginabas vuelta a los entrenamientos…
Puede que pensaras desde un punto de vista positivo cómo mantener la forma y como la vuelta, al fin y al cabo, podría no ser tan catastrófica. A lo mejor, por el contrario, veías como tu estado de forma se iba perdiendo día a día y tus pensamientos se encaminaban a una vuelta más dura y complicada.
Comienza esta querida vuelta a la “nueva normalidad” y, puede haber ocurrido que en las primeras salidas tus sensaciones hayan sido muy diferentes a cómo te habías imaginado:
“Mira que yo creía que con entrenar en casa me había mantenido bastante, pero ahora que salgo de nuevo me noto que he perdido bastante forma…”
“Yo pensaba que había perdido toda la forma, pero oye, la vuelta no está siendo tan mala como pensaba.”
Habiendo reflexionado sobre las expectativas que tuviste durante el encierro: ¿Cómo piensas que influye en tu rendimiento estas expectativas que tenías acerca de lo que iba a ser la vuelta a la nueva normalidad?
Tuve una profesora que decía “el creí qué… y el pensé que… son amigos del tonte-que”. Y aunque ahora me ría de esta frase, mi profesora no iba tan desencaminada:ç
Las expectativas que tengamos sobre lo que va a suceder, positivas o negativas, pueden condicionar nuestro rendimiento futuro.
¿Qué pensamos acerca de la nueva normalidad? ¿Cómo nos imaginamos que será? ¿Cómo creemos que nos adaptaremos?
Ya hemos ido dando los primeros pasos, y esto nos ha ido confirmando o desmintiendo aquello que imaginábamos confinados en nuestras casas. Sin embargo, el ser humano tiene una tendencia llamada “sesgo de confirmación”, es decir, una tendencia a buscar, interpretar o recordar datos y experiencias que confirmen nuestras teorías. Esto quiere decir que podemos caer en la tentación de confirmar nuestras propias expectativas, aunque sea de forma inconsciente, solo seleccionando las experiencias que confirmen que teníamos razón: “Me duele de nuevo la rodilla, ya lo sabía yo, que este parón iba a acabar con mi ritmo de carrera”.
Es importante aclarar que las expectativas tienen un papel adaptativo en el que la persona se prepara y moviliza sus propios recursos para enfrentarse de la mejor forma posible al reto en cuestión. Sin embargo, hay que tener en cuenta el riesgo que puede suponer cuando éstas nos predisponen y nos condicionan. Por esa razón, tenemos que ser muy conscientes de qué estamos anticipando y cómo esto puede influir en nuestra actitud y rendimiento en esta vuelta al deporte.
Si nuestra expectativa sobre la vuelta es negativa, durante el confinamiento puede que hayamos ido dejando de lado la rutina de ejercicio bajo el pensamiento de «total, ¿para qué?”, provocando que, efectivamente, la falta de continuidad en los entrenamientos en casa haya hecho que perdamos más la forma. Por lo tanto, en la vuelta a nuestro deporte, nosotros mismos estaremos confirmando nuestra expectativa sobre “voy a perder mi estado de forma”.
El poder de las expectativas en la vuelta a la nueva normalidad
En este caso mucho habrá tenido que ver nuestra expectativa, haciendo que finalmente no entrenemos en casa lo suficiente para mantener, por lo menos, un estado de forma base. Este planteamiento es un ejemplo de la conocida “profecía autocumplida”, o lo que es lo mismo, la tendencia a hacer realidad con nuestro comportamiento las expectativas que planteamos.
Los estudios demuestran que un periodo clave en el que las expectativas juegan un papel muy importante es la vuelta al entrenamiento y la competición tras un parón (primeras competiciones de temporada, una lesión, o en este caso, una cuarentena como la que hemos vivido). Por lo que es importante reflexionar sobre ello, ver en qué estamos basando nuestras expectativas y contar con indicadores lo más objetivos posibles (a ser posible con la supervisión de un profesional) para evaluar nuestra capacidad real tras esa vuelta.
Usemos el poder de las expectativas a nuestro favor, y no dejemos que nos condicionen.
Por supuesto, no todos los deportistas tienen por qué verse influidos de igual modo por las expectativas, ya que hay otros factores internos y externos que pueden tener influencia.
Pero sí es importante reflexionar sobre si nuestras propias expectativas son las que nos están determinando nuestro rendimiento y en ese caso, retomar el control sabiendo que lo que hayamos anticipado no tiene por qué ser la realidad futura.
Somos nosotros los que tenemos en nuestras manos el poder de gestionar cómo queremos enfrentarnos a esta nueva normalidad.
Alba es nadadora en un grupo de natación máster, ciclista aficionada de carretera y montaña, montañera aficionada desde la infancia: escalada, barranquismo, esquí de montaña, etc. y profesora de esquí y guía de esquí en competición de personas con discapacidad visual.
Puedes encontrarla en redes sociales como @psicoalbavilla y en linkedin
Sorry, the comment form is closed at this time.